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Vísperas
Viernes VII de Pascua
26 de mayo
san Felipe Neri
Memoria

Cirio Pascual

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

San Felipe Neri
Nació en Florencia el año 1515; marchó a Roma y allí em-
pezó a dedicarse al apostolado de la juventud y fundó tam-
bién una asociación en favor de los enfermos pobres, Siem-
pre se preocupó por llevar una perfecta vida cristiana, sin-
cera y plena. Fué ordenado sacerdote el año 1551, y fundó el
Oratorio, que tenía por objeto la instrución espiritual, el
canto y la práctica de obras de caridad. Sus virtudes más
destacadas fueron el amor al prójimo, la sencillez evangélica
y la alegría en el servicio de Dios. Murió en el año 1595.

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Ven, Creador, Espíritu amoroso,
ven y visita al alma que a ti clama
y con tu soberana gracia inflama
los pechos que criaste poderoso.

Tú que abogado fiel eres llamado,
del Altísimo don, perenne fuente
de vida eterna, caridad ferviente,
espiritual unción, fuego sagrado.

Tú te infundes al alma en siete dones,
fiel promesa del Padre soberano;
tú eres el dedo de su diestra mano,
tú nos dictas palabras y razones.

Ilustra con tu luz nuestros sentidos,
del corazón ahuyenta la tibieza,
haznos vencer la corporal flaqueza,
con tu eterna virtud fortalecidos.

Por ti, nuestro enemigo desterrado,
gocemos de paz santa duradera,
y, siendo nuestro guía en la carrera,
todo daño evitemos y pecado.

Por ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo, soberano omnipotente,
y a tí, Espíritu, de ambos procedente,
con viva fe y amor siempre creamos. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Yo, el Señor, soy el que te salva y
el que te rescata. Aleluya.

Salmo 134
-I-

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
--en medio de ti, Egipto--
contra el Faraón, y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos.
A Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel , su pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Yo, el Señor, soy el que te salva y
el que te rescata. Aleluya.

Ant. 2 Bendito el reino que viene de nuestro
padre David. Aleluya.

-II-

Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se complace de sus siervos.

Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,

tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.

Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Bendito el reino que viene de nuestro
padre David. Aleluya.

Ant. 3 Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.

Cántico.
Ap. 15,3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiesto.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.

LECTURA BREVE

Ga 5,16.22-23a.25

Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a
las apetencias de la carne. El fruto del Espíritu es:
amor, alegría, paz, comprensión, servicilalidad, bon-
dad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos
por el Espíritu marcharemos tras el Espíritu.

RESPONSORIO BREVE

V. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
R. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.

V. Os lo enseñará todo.
R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Todos perseveraban en la oración, con un mismo
espíritu, en compañía de María, la madre de
Jesús. Aleluya.

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todos perseveraban en la oración, con un mismo
espíritu, en compañía de María, la madre de
Jesús. Aleluya.

PRECES.

Bendigamos a Dios Padre, que con tanta generosi-
dad ha derramado los dones del Espíritu Santo sobre
todos los pueblos, y pidámosle que no cese nunca de
derramar su gracia sobre el mundo; digamos:

Que la gracia del Espíritu Santo abunde, Señor,
en el mundo.

Señor, tú que nos has dado a tu Elegido como luz
de los pueblos,
abre los ojos de los ciegos y libra de toda escla-
vitud a los que viven en tinieblas.

Tú que ungiste a Cristo con la fuerza del Espíritu
Santo, para que realizara la salvación de los hom-
bres,
haz que sintamos cómo pasa de nuevo por el
mundo, haciendo el bien y curando a todos.

Envía a tu Espíritu que es la luz de los corazones,
para que confirme en la fe a los que viven en
medio de incertidumbre y dudas.

Envía a tu Espíritu, que es descanso en el trabajo,
para que reconforte a los que se sienten fatiga-
dos y desanimados.

Se pueden añadir algunas intenciones libres
peticiones

Realiza la esperanza de los que ya han muerto,
y haz que cuando venga el Señor obtengan una
resurrección gloriosa.

Dirijamos ahora al Padre nuestra oración con las
mismas palabras que Cristo nos enseñó:

Padre Nuestro ........

ORACIÓN.

Señor, Dios nuestro, que nunca dejas de glorificar la
santidad de quienes con fidelidad te sirven, haz que el
fuego del Espíritu Santo nos encienda en aquel mismo
ardor que tan maravillosamente inflamó el corazón de
san Felipe Neri. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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