[Laudes] [Angelus] [Nona] [Vísperas] [Completas] [El Santo Rosario]
[Inicio]

Oficio de lectura
Miércoles IX Ordinario

I semana

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVITATORIO

V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.
[Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23]

HIMNO

Con entrega, Señor, a ti venimos,
escuchar tu palabra deseamos;
que el Espíritu ponga en nuestros labios
la alabanza al Padre de los cielos.

Se convierta en nosotros la palabra
en la luz que a los hombres ilumina,
en la fuente que salta hasta la vida,
en el pan que repara nuestras fuerzas;

en el himno de amor y de alabanza
que se canta en el cielo eternamente,
y en la carne de Cristo se hizo canto
de la tierra y del cielo juntamente.

Gloria a ti, Padre nuestro, y a tu Hijo,
el Señor Jesucristo, nuestro hermano,
y al Espíritu Santo, que, en nosotros,
glorifica tu nombre por los siglos. Amén.

SALMODIA

Ant.1 Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza. +

- Salmo 17, 2-30 -
--I--

Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
+ Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.

Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.

Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte.

En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz
y mi grito llegó a sus oídos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant.1 Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.

Ant. 2 El Señor me libró porque me amaba.

--II--

Entonces tembló y retembló la tierra,
vacilaron los cimientos de los montes,
sacudidos por su cólera;
de su rostro se alzaba una humareda,
de su boca un fuego voraz,
y lanzaba carbones ardiendo.

Inclinó el cielo y bajó
con nubarrones debajo de sus pies;
volaba sobre un querubín
cerniéndose sobre las alas del viento,
envuelto en un manto de oscuridad:

como un toldo, lo rodeaban
oscuro aguacero y nubes espesas;
al fulgor de su presencia, las nubes
se deshicieron en granizo y centellas;

y el Señor tronaba desde el cielo,
el Altísimo hacía oír su voz:
disparando sus saetas, los dispersaba,
y sus continuos relámpagos los enloquecían.

El fondo del mar apareció,
y se vieron los cimientos del orbe,
cuando tú, Señor, lanzaste el fragor de tu voz,
al soplo de tu ira.

Desde el cielo alargó la mano y me sostuvo,
me sacó de las aguas caudalosas,
me libró de un enemigo poderoso,
de adversarios más fuertes que yo.

Me acosaban el día funesto,
pero el Señor fue mi apoyo:
me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 El Señor me libró porque me amaba.

Ant. 3 Señor, tú eres mi lámpara, tu alumbras mis
tinieblas.

--III--

El Señor retribuyó mi justicia,
retribuyó la pureza de mis manos,
porque seguí los caminos del Señor
y no me rebelé contra mi Dios;
porque tuve presentes sus mandamientos
y no me aparté de sus preceptos;

le fui enteramente fiel,
guardándome de toda culpa;
el Señor retribuyó mi justicia,
la pureza de mis manos en su presencia.

Con el fiel, tu eres fiel;
con el íntegro, tú eres íntegro;
con el sincero, tú eres sincero;
con el astuto, tú eres sagaz.
Tú salvas al pueblo afligido
y humillas los ojos soberbios.

Señor, tú eres mi lámpara;
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.
Fiado en ti, me meto en la refriega;
fiado en mi Dios, asalto la muralla.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Señor, tú eres mi lámpara, tu alumbras mis
tinieblas.

VERSÍCULO

V. Todos quedaban maravillados.
R. De las palabras que salían de la boca de Dios.

PRIMERA LECTURA

De la carta del apóstol Santiago
3, 13-18

Queridos hermanos: ¿Hay alguno entre vosotros que
sea sabio y experimentado? Muestre con su buen com-
portamiento las obras marcadas con el sello de la finura
y de la sabiduría. Pero, si abrigáis amarga envidia y ren-
cillas en vuestros corazones, no sigáis mintiendo- ni glo-
riándoos contra la verdad.

Esa sabiduría no ha venido de arriba; es terrena, me-
ramente natural, demoníaca. Porque donde hay envidias
y rencillas, allí hay desorden y toda clase de maldad. En
cambio, la sabiduría que viene de arriba ante todo es
pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil,
llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera.

Los que procuran la paz están sembrando la paz; y
su fruto es la justicia.

Responsorio

R. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura
y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil,
llena de misericordia. * Los que procuran la paz es-
tán sembrando la paz; y su fruto es la justicia.

V. Dichosos los que obran la paz, porque ellos serán
llamados hijos de Dios. '

R. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y
su fruto es la justicia.

SEGUNDA LECTURA

De las Catcquesis de san Cirilo de Jerusalén, obispo

La Iglesia se llama católica o universal porque está
esparcida por todo el orbe de la tierra, del uno al otro
confin, y porque de un modo universal y sin defecto en-
seña todas las verdades de fe que los hombres deben
conocer, ya se trate de las cosas visibles o invisibles, de
las celestiales o las terrenas; también porque induce al
verdadero culto a toda clase de hombres, a los gober-
nantes y a los simples ciudadanos, a los instruidos y a
los ignorantes; y, finalmente, porque cura y sana toda
clase de pecados sin excepción, tanto los internos como
los externos; ella posee todo género de virtudes, cual-
quiera que sea su nombre, en hechos y palabras y en
cualquier clase de dones espirituales.

Con toda propiedad se la llama Iglesia o convocación,
ya que convoca y reúne a todos, como dice el Señor en
el libro del Levítico: Convoca a toda la asamblea a la
entrada de la Tienda de Reunión. Y es de notar que
la primera vez que la Escritura usa esta palabra «con-
voca» es precisamente en este lugar, cuando el Señor
constituye a Aarón como sumo sacerdote. Y en el Deu-
teronomio Dios dice a Moisés: Convoca el pueblo a asam-
blea, para que yo le haga oír mis palabras y aprendan a
temerme. También vuelve a mencionar el nombre de
Iglesia cuando dice, refiriéndose a las tablas de la ley:
Y en ellas estaban escritas todas las palabras que el
Señor os había dicho en la montaña, de en medio del
fuego, el día de la iglesia o convocación; es como si dije-
ra más claramente: «El día en que, llamados por el
Señor, os congregasteis.» También el salmista dice: Te
daré gracias, Señor, en medio de la gran iglesia, te ala-
baré entre la multitud del pueblo.

Anteriormente había cantado el salmista: En la iglesia
bendecid a Dios, al Señor, estirpe de Israel. Pero nuestro
Salvador edificó una segunda Iglesia, formada por los
gentiles, nuestra santa Iglesia de los cristianos, acerca
de la cual dijo a Pedro: Y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y los poderes del infierno no la derrotarán.

En efecto, una vez relegada aquella única iglesia que
estaba en Judea, en adelante se van multiplicando por
toda la tierra las Iglesias de Cristo, de las cuales se
dice en los salmos: Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la. iglesia de los fieles. Concuerda
con esto lo que dijo el profeta a los judíos: Vosotros no
me agradáis —dice el Señor de los ejércitos—, añadiendo
a continuación: Desde el oriente hasta el poniente es
grande mi nombre entre las naciones.

Acerca de esta misma santa Iglesia católica escribe
Pablo a Timoteo: Sabrás ya de este modo cómo debes
conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios
vivo, columna y fundamento de la verdad.

Responsorio

R. Vosotros sois linaje escogido, nación santa, pueblo
adquirido por Dios, * para proclamar las hazañas del
que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su
luz maravillosa.

V. Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo sois
ahora pueblo de Dios.

R. Para proclamar las hazañas del que os llamó a salir
de la tiniebla ya entrar en su luz maravillosa.

ORACIÓN.

Oremos:
Señor Dios, cuya providencia no se equivoca en sus
designios, te pedimos humildemente que apartes de no-
sotros todo lo que pueda causarnos algún daño, y nos
concedas lo que pueda sernos de provecho. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. Bendigamos al Señor.
R, Demos gracias a Dios.

Donativos

Esta página fue digitalizada por
El Equipo de oficiodivino.com
oficiodivino@hotmail.com

En Twitter: @oficiodivinomx

En YouTube: oficiodivino

Si deseas ayudarnos:
[Tu ayuda]

2023

[Laudes] [Angelus] [Nona] [Vísperas] [Completas] [El Santo Rosario]
[Inicio]