La Coronación de Espinas.
(Mc 15,16-20)

Los soldados se lo llevaron al interior del palacio - es
decir, a la residencia del gobernador- y convocaron a
toda la compañía; lo vistieron de púrpura, le pusieron
una corona de espino, que habían trensado, y comenzaron
a hacerle el saludo:
-¡ Salud, rey de los judíos !
Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y,
arrodillándose, le rendían homenaje. Terminada la burla,
le quitaron la púrpura, le pusieron su ropa y lo sacaron para
crucificarlo.

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