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Vísperas
Miércoles

IV semana

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Te bendecimos, Cristo, en esta noche:
Verbo de Dios y Luz de Luz eterna,
emisor del Espíritu Paráclito;
te bendecimos porque nos revelas
la triple luz de una indivisa gloria
y libras nuestras almas de tinieblas.

A la noche y la día has ordenado
que se releven siempre en paz fraterna;
la noche compasiva pono término
a nuestras aflicciones y tareas,
y, para comenzar el nuevo surco,
el día alegremente nos despida.

Da un sueño muy ligero a nuestro párpados,
para que nuestra voz no permanezca
muda por mucho tiempo en tu alabanza;
mientras dormimos se mantenga en vela
toda tu creación, cantando salmos
en compañía de la turba angélica.

Y mientras duerme nuestro humilde cuerpo,
nuestro espíritu cante a su manera:
"Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu,
en el día sin noche donde reinan;
al Uno y Trino, honor, poder, victoria,
por edades y edades sempiternas." Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Señor, tu saber me sobrepasa.

Sal 138, 1-18, 23-24
I

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me envuelves por doquier,
me cubres con tu mano.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
tu diestra llegará hasta mí.

Si digo: "Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí",
ni la tiniebla es oscura para tí,
la noche es clara como el día.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Señor, tu saber me sobrepasa.

Ant. 2 Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas,
para dar al hombre según su conducta.

II

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro,
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Que incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas,
para dar al hombre según su conducta.

Ant. 3 Todo fue creado por él y para él

Cántico
Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él,
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es le principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Todo fue creado por él y para él

LECTURA BREVE

1Jn 2, 3-6

Sabemos que hemos llegado a conocer a Cristo si
guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo lo
conozco", y no guarda sus mandamientos, miente, y
la verdad no está en él. Pero quien guarda su pala-
bra posee el perfecto amor de Dios. En esto conoce-
mos que estamos en él. Quien dice que está siempre
en él debe andar de continuo como él anduvo.

RESPONSORIO BREVE

V. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.

V. A la sombra de tus alas escóndenos.
R. Como a las niñas de tus ojos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los
soberbios y enaltece a los humildes.

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los
soberbios y enaltece a los humildes.

PRECES.

Invoquemos a Dios, cuya bondad para con su pue-
blo es más grande que los cielos y digámosle:

Que se alegren los que se acogen a ti, Señor.

Acuédate, Señor, que enviaste a tu Hijo al mundo,
no para condenarlo, sino para salvarlo;
haz que su muerte gloriosa nos traiga la salvación.

Tú que constituiste a tus sacerdotes servidores de
Cristo y administradores de tus misterios,
concédeles un corazón fiel, ciencia abundante y
caridad intensa.

Tú que desde el principio creaste hombre y mujer,
guarda a todas las familias unidas en el verdadero
amor.

Haz que los que has llamado a la castidad perfecta
por el reino de los cielos,
sigan con fidelidad a tu Hijo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres
peticiones

Tú que enviaste a Jesucristo al mundo para salvar
a los pecadores,
concede a todos los difuntos el perdón de sus
faltas.

Movidos por el Espíritu Santo y llenos de su amor,
dirijamos al Padre nuestra oración:
Padre Nuestro ........

ORACIÓN.

Acuédate, Señor, de tu misericordia y, ya que a
los hambrientos los colmas de bienes, socorre nuestra
indigencia con la abundancia de tus riquezas. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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