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Vísperas
Viernes
Santa Mónica
Memoria

27 de agosto

Nació en Tagaste (África) el año 331, de familia cristiana.
Muy joven, fue dada en matrimonio a un hombre llamado Pa-
tricio, del que tuvo varios hijos, entre ellos san Agustín, cuya
conversión le costó muchas lágrimas y oraciones. Fue un mo-
delo de madre; alimentó su fe con la oración y la embelleció
con sus virtudes. Murió en Ostia el año 387.

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Calor de Dios en sangre redentora,
y un río de piedad en tu costado;
bajo tu cruz quédeme arrodillado,
con ansia y gratitud siempre deudora.

Conózcate, oh Cristo, en esta hora
de tu perdón; mi beso apasionado,
de ardientes labios en tu pie clavado,
sea flecha de amor y paz de aurora.

Conózcame en tu vía dolorosa
y conozca, Señor, en los fulgores
de tus siete palabras, mi caída;

que en esta cruz pujante y misteriosa
pongo, sobre el amor de mis amores,
el amor entrañable de mi vida. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

- Salmo 40 -

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no la entrega a la saña sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: "Señor, ten misericordia,
sáname porque he pecado contra ti."

Mis enemigos me desean lo peor:
"A ver si se muere y se acaba apellido."

El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
"Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse"

Incluso mi amigo, del que yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.

En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Ant. 2 El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

- Salmo 45 -

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero la lanza de su trueno y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de jacob.

Venid a ver las obras del señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

"Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos mas alto que la tierra."

El señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Ant. 3 Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu
acatamiento, Señor.

Cántico.
Ap. 15,3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiesto.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu
acatamiento, Señor.

LECTURA BREVE

Rm 15,1-3

Los fuertes debemos sobrellevar las flaquezas de
los débiles, sin complacernos a nosotros mismos. Cada
uno cuide de complacer al prójimo para su bien, para
su edificación; que Cristo no buscó su propia com-
placencia, según está escrito: "Sobre mí calleron los
ultrajes de quienes te ultrajaron."

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo nos ama y nos ha absuelto
por la virtud de su sangre.
R. Cristo nos ama y nos ha absuelto
por la virtud de su sangre.

V. Y ha hecho de nosotros reino y sacerdotes
para el Dios y Padre suyo.
R. Por la virtud de su sangre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo nos ama y nos ha absuelto
por la virtud de su sangre.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Cuando aún permanecía en el cuerpo, vivía ya Mónica
de tal manera con Cristo, que su fe y sus costumbres
eran una perfecta alabanza al nombre de Dios.

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando aún permanecía en el cuerpo, vivía ya Mónica
de tal manera con Cristo, que su fe y sus costumbres
eran una perfecta alabanza al nombre de Dios.

PRECES.

Bendigamos a Dios que escucha con amor la oración
de los humildes y a los hambrientos los colma de
bienes; digámosle confiados:

Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Señor, Padre lleno de amor, te pedimos por todos
los miembros de la Iglesia que sufren:
acuérdate que por ellos, Cristo, cabeza de la Igle-
sia, ofreció en la cruz el verdadero sacrificio ves-
pertino.

Libra a los encarcelados, ilumina a los que viven en
tinieblas, sé la ayuda de las viudas y de los huér-
fanos,
y haz que todos nos preocupemos de los que
sufren.

Concéde a tus hijos la fuerza necesaria
para resistir las tentaciones del Maligno.

Acude en nuestro auxilio, Señor, cuando llegue la
hora de nuestra muerte:
que seamos fieles hasta el fin y dejemos este
mundo en paz.

Se pueden añadir algunas intenciones libres
peticiones

Conduce a los difuntos a la luz donde tú habitas
para que puedan contemplarte eternamente.

Fieles a la recomendación del Salvador, nos atreve-
mos a decir:

Padre Nuestro ........

ORACIÓN.

Dios de bondad, consolador de los que lloran, tú que,
lleno de compasión acogiste las lágrimas que santa Mó-
nica derramaba pidiendo la convesión de su hijo Agus-
tín, concédenos, por la intercesión de ambos, el arrepen-
timiento sincero de nuestros pecados y la gracia de tu
perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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