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Vísperas
San Bernabé, apóstol

11 de junio

Nació en la isla de Chipre y fue de los primeros conver-
tidos en Jerusalén. Predicó el Evangelio en Antioquía y fue
compañero del apóstol Pablo, al que acompañó en su primer
viaje; intervino en el Concilio de Jerusalén. Vuelto a su patria,
propagó en ella el Evangelio y allí murió.

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Mentes cansadas,
manos encallecidas,
labriegos al fin de la jornada,
jornaleros de tu vida,
venimos, Padre,
atardecidos de cansancio,
agradecidos por la lucha,
al recibir tu denario.

Llenos de polvo,
el alma hecha girones,
romeros al filo de la tarde,
peregrinos de tus montes,
venimos, Padre,
heridos por los desengaños,
contentos por servir a tu mesa,
a recibir tu denario.

Hartos de todo,
llenos de nada,
sedientos al broquel de tus pozos
y hambrientos de tu casa,
venimos, Padre,
el corazón entre tus brazos,
la frente humilde de delitos,
a recibir tu denario. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 No podréis servir a Dios y al dinero.

- Salmo 48 -
-I-

Oíd esto, todas las naciones,
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;

mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Mirad : los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.

El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.

El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 No podréis servir a Dios y al dinero.

Ant. 2 "Atesorad tesoros en el cielo", dice el Señor.

-II-

Este es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:

son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaba:
"Ponderan lo bien que lo pasas",
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 "Atesorad tesoros en el cielo", dice el Señor.

Ant. 3. Digno es el Cordero degollado de recibir
el honor y la gloria.

Cántico
Ap. 4,11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Digno es el Cordero degollado de recibir
el honor y la gloria.

LECTURA BREVE

Col 1, 3b-6a

Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Je-
sucristo, en todo momento, rezando por vosotros, al
oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor
que tenéis a todos los santos, por la esperanza que
os está reservada en los cielos, sobre la cual oísteis
hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia,
que se os hizo presente, y está dando fruto y prospe-
rando en todo el mundo igual entre vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

V. Sus maravillas a todas las naciones.
R. La gloria del Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Toda la asamblea guardó silencio y escucha-
ron a Pablo y a Bernabé, que contaban todas las se-
ñales y prodigios que, por su medio, había obrado
Dios entre los gentiles.

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Toda la asamblea guardó silencio y escucha-
ron a Pablo y a Bernabé, que contaban todas las se-
ñales y prodigios que, por su medio, había obrado
Dios entre los gentiles.

PRECES.

Invoquemos a Dios, fuente de toda luz, que por me-
dio del Evangelio de su Hijo nos ha llamado a la fe
verdadera, y oremos por su pueblo santo, diciendo:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que sacaste de entre los muertos a
Jesús gran pastor de las ovejas,
haz que nosotros seamos testigos de Cristo hasta
los confines del mundo.

Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo
para dar la Buena Noticia a los pobres,
haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas
las creaturas.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de
la palabra,
haz que, sembrando también tu palabra con nues-
tro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el
mundo contigo,
haz que también nosotros cooperemos a la re-
conciliación de los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero
de entre los muertos,
concede a todos los que son de Cristo resucitar
con él, el día de su venida.

Oremos ahora al Padre, como Jesús, enseñó a los
apóstoles:
Padre Nuestro ........

ORACIÓN.

Dios nuestro, que después de haber infundido en
abundancia la fe y el Espíritu Santo en san Bernabé,
lo destinaste para que anunciara a los pueblos paga-
nos el mensaje de salvación, haz que el Evangelio
de Cristo, que él predicó valerosamente, sea procla-
mado con fidelidad por nuestras palabras y nuestras
obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

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