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Oficio de lectura
Martes VI Ordinario
San Cirilo, Monje y
San Metodio, Obispo
Memoria

Cirilo nació en Tesalonica y obtuvo en Constantinopla una
exelente formación. Junto con su hermano Metodio, se tras-
lado a Moravia para predicar la fe cristiana. Ambos hermanos
prepararon los textos litúrgicos en lengua eslava, escritos con
los caracteres que luego se llamaron "cirílicos". Llamados a
Roma, murió allí Cirilo el día 14 de febrero del año 869;Me-
todio fue ordenado obispo y marchó a Panonia, a la cual
evangelizó incansablemente. Tuvo que sufrir mucho a causa
de los envidiosos, pero los papas lo apoyaron. Murió el día 6
de abril del año 885 en la ciudad de Velahrad (Checoslova-
quia)

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVITATORIO

V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant Al Señor, al Dios grande, venid adorémosle.
[Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23]

HIMNO

¡Espada de dos filos
es, Señor, tu palabra!
Penetra como fuego
y divide la entraña
¡Nada como tu voz,
es terrible tu espada!
¡Nada como tu aliento,
es dulce tu palabra!

Tenemos que vivir
encendida la lámpara,
que para virgen necia
no es posible la entrada.
No basta con gritar
sólo palabras vanas,
no tocar a la puerta
cuando ya está cerrada.

Espada de dos filos
que me cercena el alma,
que hiere a sangre y fuego
esta carne mimada,
que mata los ardores
para encender la gracia.

Vivir de tus incendios,
luchar por tus batallas,
dejar por los caminos
rumor de tus sandalias.
¡Espada de dos filos
es, Señor, tu palabra! Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.

- Salmo 36 -
--I--

No te exasperes por los malvados,
no envidies a los que obran el mal:
se secarán pronto, como la hierba,
como el césped verde se agostarán.

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará brillar tu justicia como el amanecer;
tu derecho, como el mediodía.

Descansa en el Señor y espera en él,
no te exasperes por el hombre que triunfa
empleando la intriga:

cohibe la ira, reprime el coraje,
no te exasperes, no sea que obres mal;
porque los que obran mal son excluidos,
pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra.

Aguarda un momento: desapareció el malvado,
fíjate en su sitio: ya no está;
en cambio los sufridos poseen la tierra
y disfrutan de paz abundante.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.

Ant. 2 Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo
sostiene el Señor.

--II--

El malvado intriga contra el justo,
rechina sus dientes contra él;
pero el Señor se ríe de él,
porque ve que le llega su hora.

Los malvados desenvainan la espada,
asestan el arco,
para abatir a pobres y humildes,
para asesinar a los honrados;
pero su espada les atravesará el corazón,
sus arcos se romperán.

Mejor es ser honrado con poco
que ser malvado en la opulencia;
pues al malvadose se le romperán los brazos,
pero al honrado lo sostiene el Señor.

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempos de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán;

pero los malvados perecerán,
los enemigos del Señor
se marchitarán como la belleza de un prado,
en humo se disiparán.

El malvado pide prestado y no devuelve,
el justo se compadece y perdona.
Los que el Señor bendice poseeen la tierra,
los que él maldice son excluidos.

El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace de sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano.

Fui joven, ya soy viejo:
nunca he visto a un justo abandonado,
ni a su linaje mendigando el pan.
A diario se compadece y da prestado;
bendita será su descendencia.

Apártate de mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.

Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá;
pero los justos poseen la tierra, la habitarán por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

Ant. 3 Confía en el Señor y sigue su camino.

--III--

La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan.

El malvado espía al justo
e intenta darle muerte;
pero el Señor no lo entrega en sus manos,
no deja que lo condenen en el juicio.

Confía en el Señor, sigue su camino;
él te levantará a poseer la tierra,
y verás la expulsión de los malvados.

Vi a un malvado que se jactaba,
que prosperaba como un cedro frondoso;
volví a pasar, y ya no estaba;
lo busqué, y no lo encontré.

Observa al honrado, fíjate en el bueno:
su porvenir es la paz;
los impíos serán totalmente aniquilados,
el porvenir de los malvados quedará truncado.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva,
porque se acogen a él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Confía en el Señor y sigue su camino.

VERSÍCULO

V. Enséñame, Señor, a gustar y a comprender.
R. Porque me fío de tus mandatos.

PRIMERA LECTURA

De la primera carta a los Corintios
7, 25-40

Hermanos: Respecto al celibato no tengo órdenes
del Señor, sino que doy mi parecer como hombre de
fiar que soy, por la misericordia del Señor. Estimo que
es un bien, por la necesidad actual: quiero decir que
es un bien vivir así.

¿Estás unido a una mujer? No busques la separa-
ción. ¿Estás libre? No busques mujer; aunque si te ca-
sas, no haces mal; y si una soltera se casa, tampoco
hace mal. Pero estos tales sufrirán la tribulación de la
carne. Yo respeto vuestras razones.

Os digo esto, hermanos: el momento es apremiante.
Queda como solución: que los que tienen mujer vivan
como si no la tuvieran; los que lloran, como si no llo-
raran; los que están alegres, como si no lo estuvieran;
los que compran, como si no poseyeran; los que nego-
cian en el mundo, como si no disfrutaran de él: por-
que la presentación de este mundo se termina.

Quiero que os ahorréis preocupaciones: el célibe se
preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar
al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asun-
tos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda
dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se
preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a
ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preo-
cupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a
su marido. Os digo todo esto para vuestro bien, no
para poneros una trampa, sino para induciros a una
cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.

Si, a pesar de todo, alguien cree faltar a la conve-
niencia respecto de su doncella, por estar en la flor de
su edad, y conviene proceder así, haga lo que quiera,
no hace mal; cásense. Mas el que permanece firme en
su corazón, y sin presión alguna y en pleno uso de su
libertad está resuelto en su interior a guardar a su
doncella, hará bien. Así pues, el que casa a su doncella
obra bien. Y el que no la casa obra mejor.

La mujer está ligada a su marido mientras él viva:
mas una vez muerto el marido, queda libre para ca-
sarse con quien quiera, pero en el Señor. Sin embargo,
será más feliz si permanece así según mi consejo; que
yo también creo tener el Espíritu de Dios.

Responsorio

R. El momento es apremiante; queda como solución:
que los que negocian en el mundo vivan como si no
disfrutaran de él; * porque la presentación de este
mundo se termina.

V. La salud está ahora más cerca que cuando abrazamos
la fe.

R. Porque la presentación de este mundo se termina.

SEGUNDA LECTURA

De la Vida eslava de Constantino

Constantino Cirilo, sobrecargado de trabajo, cayó en-
fermo y, cuando hacía ya muchos días que soportaba su
enfermedad, tuvo en cierta ocasión una visión divina
y se puso a cantar estas palabras:

«Qué alegría para mi espíritu y qué gozo para mi co-
razón cuando me dijeron: "Entraremos en la casa del
Señor."»

Después, permaneció así todo el día, lleno de alegría
y diciendo:

«Desde ahora soy siervo, no ya del emperador ni de
otro hombre alguno, sino tan sólo del Dios todopodero-
so. Antes no existía, pero ahora existo y existiré para
siempre. Amén.»

Al día. siguiente vistió el santo hábito monástico y,
como quien añade más luz a la luz, tomó el nombre
de Cirilo. Con este hábito permaneció durante cincuen-
ta días. Al acercarse ya la hora de recibir el descanso y
de Trasladarse a las moradas eternas, elevando sus ma-
nos hacia Dios, rogaba con lágrimas en sus ojos, pro-
nurcisndo estas palabras:

< Señor, Dios mío, tú que creaste las diversas cate-
gorías de ángeles y todas las fuerzas incorpóreas, que
¿••rendiste el cielo, diste solidez a la tierra y sacaste de
la nada todo lo que existe, tú que escuchas siempre a
tos que cumplen tu voluntad, te respetan y observan tus
rre;er:;;. escucha mi oración y guarda a la grey de tus
fieles, al frente de la cual me pusiste a mí, tu siervo
inepta e indigno.

Líbralos de la malicia de los impíos y paganos que
blasíerrlan de ti, haz crecer en número a tu Iglesia y
maréenla siempre en la unidad. Haz que tu pueblo se
distinga por su concordia en la fe verdadera y por la
recta profesión de la misma, e inspira en sus corazones
la palabra ce tu doctrina: porque es don tuyo el que
nos hayas aceptado como predicadores del Evangelio de
tu Ungido, incitándonos a que practicáramos las buenas
obras que te son agradables. Te devuelvo los que me
confiaste, porque son tuyos; gobiérnalos con tu diestra
poderosa y cúbrelos con la sombra de tus alas, para que
todos alaben y glorifiquen tu nombre, el del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.»

Besó a todos con el ósculo santo y dijo:

«Bendito el Señor, que no nos entregó como presa a
los dientes de nuestros adversarios invisibles, sino que
rompió su red y nos libró del mal que tramaban contra
nosotros.»

Y así se durmió en el Señor, a la edad de cuarenta
y dos años. El papa mandó que todos los griegos que
se encontraban en Roma, así como los romanos, se reu-
niesen, con cirios en las manos, para cantar en sus exe-
quias, que quiso que se celebraran como si se tratase
del mismo papa; y así se hizo.

Responsorio

R. Un día hablaste en visión a tus amigos: «He levan-
tado a un elegido sobre el pueblo. Encontré a Da-
vid, mi siervo; * lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él.»

V. Os daré pastores conforme a mi corazón, que os
apacentarán con ciencia y con sabiduría.

R. Lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano
esté siempre con él.

ORACIÓN.

Oremos:
Tú, Señor, que por medio de los santos hermanos
Cirilo y Metodio iluminaste con la luz del Evangelio
a las naciones eslavas, haz que nosotros, unidos en
la confesión de la fe verdadera, demos al mundo, por
nuestra unidad, testimonio del nombre cristiano. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. Bendigamos al Señor.
R, Demos gracias a Dios.

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