[Laudes] [Angelus] [Nona] [Vísperas] [Completas] [El Santo Rosario]
[Inicio]

Oficio de lectura
Martes XVII Ordinario
San Alfonso María de Ligorio,
Memoria

Nacío en Nápoles el año 1696; obtuvo el doctorado en am-
bos derechos, recibió la ordenación sacerdotal e instituyó la
Congregación llamada del Santísimo Redentor. Para fomentar
la vida cristiana en el pueblo, se dedicó a la predicación y a
la publicación de diversas obras, sobre todo de teología moral,
material en la que es considerado un auténtico maestro. Fue
elegido obispo de Sant' Agata de' Goti, pero algunos años
después renunció a dicho cargo y murió entre los suyos, en
Pagani, cerca de Nápoles, el año 1787.

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVITATORIO

V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.
[Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23]

HIMNO

Alabemos a Dios que en su Palabra,
nos revela el designio salvador,
y digamos en súplica confiada:
"Renuévame por dentro, mi Señor."

No cerremos el alma su llamada
ni dejemos que arraigue el desamor;
aunque dura es la lucha, su palabra
será bálsamo suave en el dolor.

Caminemos los días de esta vida
como tiempo de Dios y de oración;
él es fiel a la alianza prometida:
"Si eres mi pueblo, yo seré tu Dios."

Tú dijiste, Jesús, que eras camino
para llegar al Padre sin temor;
concédenos la gracia de tu Espíritu
que nos lleve al encuentro del Señor. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 El Señór hará justicia a los pobres.

- Salmo 9B -
--I--

¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.

El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
"No hay Dios que me pida cuentas."

La intriga vicia siempre su conducta,
aleja de su mente tus juicios
y desafía a sus rivales.
Piensa: "No vacilaré,
nunca jamás seré desgraciado."

Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y fraudes,
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho
para matar a escondidas al inocente.

Sus ojos espían al pobre;
acecha en su escondrijo como león en su guarida,
acecha al desgraciado para robarle,
arrastrandolo a sus redes;

se agacha y se encoge
y con violencia cae sobre el indefenso.
Piensa: "Dios lo olvida,
se tapa la cara para no enterarse."

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 El Señór hará justicia a los pobres.

Ant. 2 Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

--II--

Levántate, Señor, extiende tu mano,
no te olvides de los humildes;
¿por qué ha de despreciar a Dios el malvado,
pensando que no le pedirá cuentas?

Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.

Rómpele el brazo al malvado,
pídele cuentas de su maldad, y que desaparezca.
El Señor reinará eternamente
y los gentiles desaparecerán de su tierra.

Señor, tú escuchas los deseos de los humildes,
les prestas oído y los animas;
tú defiendes al huérfano y al desvalido:
que el hombre hecho de tierra
no vuelva a sembrar su terror.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

Ant. 3 Las palabras del Señor son palabras sinceras,
como plata refinada siete veces.

- Salmo 11 -

Sálvanos, Señor, que se acaban los buenos,
que desaparece la lealtad entre los hombres:
no hacen más que mentir a su prójimo,
hablan con labios embusteros
y con doblés de corazón.

Extirpe el Señor los labios embusteros
y la lengua orgullosa
de los que dicen: "La lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios nos defienden,
¿quién será nuestro amo?"

El Señor responde: "Por la opresión del humilde,
por el gemido del pobre, yo me levantaré,
y pondré a salvo al que lo ansía."

Las palabras del Señor son palabras sinceras,
como plata limpia de escoria,
refinada siete veces.

Tú nos guardarás, Señor,
nos librarás para siempre de esa gente:
de los malvados que merodean
para chupar como sanguijuelas sangre humana.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Las palabras del Señor son palabras sinceras,
como plata refinada siete veces.

VERSÍCULO

V. El Señor hace caminar a lo humildes con rectitud.
R. Enseña su camino a los humildes.

PRIMERA LECTURA

Del primer libro de los Reyes
11, 1-4. 26-43

En aquellos días, el rey Salomón se enamoró de mu-
chas mujeres extranjeras, además de la hija del faraón:
moabitas, amonitas, edomitas, fenicias e hititas, de las
naciones de quienes había dicho el Señor a los de Israel:

«No os unáis con ellas, ni ellas con vosotros, porque
os desviarán el corazón tras sus dioses.»

Salomón se enamoró perdidamente de ellas; tuvo se-
tecientas esposas y trescientas concubinas. Y así, cuan-
do llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras
dioses extranjeros; su corazón ya no perteneció por en-
tero al Señor, como el corazón de David, su padre.

Jeroboam, hijo de Nabat, era efraimita, natural de
Serdá; su madre, llamada Serva, era viuda. Siendo fun-
cionario de Salomón, se rebeló contra el rey. La ocasión
de rebelarse contra el rey fue ésta: Salomón estaba cons-
truyendo el terraplén para rellenar el foso de la ciudad
de David, su padre. Jeroboam era un hombre de valer,
y Salomón, viendo que el joven trabajaba bien, lo nom-
bró capataz de todos los cargadores de la casa de José.
Un día, salió Jeroboam de Jerusalén, y el profeta Ajías,
de Silo, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en
el camino; estaban los dos solos, en descampado. Ajías
tomó su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos y dijo a
Jeroboam:

«Cógete diez trozos, porque así dice el Señor Dios de
Israel: "Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a
darte a ti diez tribus; lo restante será para él, en con-
sideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad
que elegí entre todas las tribus de Israel; porque me ha
abandonado y ha adorado a Astarté, diosa de los feni-
cios, a Camós, dios de Moab, a Malcón, dios de los amo-
nitas, y no ha caminado por mis sendas, practicando lo
que yo apruebo, mis mandatos y preceptos, como su pa-
dre, David.

No le quitaré todo el reino; en consideración a mi
siervo David, a quien elegí, que guardó mis leyes y pre-
ceptos, lo mantendré de jefe mientras viva; pero a su
hijo le quito el reino y te doy a ti diez tribus. A su hijo
le daré una tribu, para que mi siervo David tenga siem-
pre una lámpara ante mí en Jerusalén, la ciudad que
me elegí para que residiera allí mi Nombre.

En cuanto a ti, voy a escogerte para que seas rey de
Israel, según tus ambiciones. Si obedeces en todo lo que
yo te ordene y caminas por mis sendas y practicas lo
que yo apruebo, guardando mis mandatos y preceptos,
como lo hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te daré
una dinastía duradera, como hice con David, y te daré
Israel. Humillaré a los descendientes de David por esto,
aunque no para siempre."»

Salomón intentó matar a Jeroboam, pero Jeroboam
emprendió la fuga a Egipto, donde reinaba Sisac, y es-
tuvo allí hasta que murió Salomón.

Para más datos sobre Salomón, sus empresas y su sa-
biduría, véanse los Anales de Salomón. Salomón reinó
en Jerusalén, sobre todo Israel, cuarenta años. Cuando
murió, lo enterraron en la ciudad de David, su padre.
Su hijo Roboam le sucedió en el trono.

Responsorio

R. Tú, Salomón, pusiste un borrón sobre tu gloria; pero
el Señor no renuncia jamás a su lealtad, * no deja
que se pierdan sus palabras.

V. Dios permanece fiel, porque no puede desmentirse a
sí mismo.

R. No deja que se pierdan sus palabras.

SEGUNDA LECTURA

De las Obras de san Alfonso María de Ligorio, obispo

Toda la santidad y la perfección del alma consiste
en el amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien
y nuestro redentor. La caridad es la que da unidad y
consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre
perfecto.

¿Por ventura Dios no merece todo nuestro amor? Él
nos ha amado desde toda la eternidad. «Considera, oh
hombre —así nos habla—, que yo he sido el primero en
amarte. Aún no habías nacido, ni siquiera existía el
mundo, y yo ya te amaba. Desde que existo, yo te amo.»

Dios, sabiendo que al hombre se lo gana con benefi-
cios, quiso llenarlo de dones para que se sintiera obli-
gado a amarlo: «Quiero atraer a los hombres a mi amor
con los mismos lazos con que habitualmente se dejan
seducir: con los vínculos del amor.» Y éste es el motivo
de todos los dones que concedió al hombre. Además de
haberle dado un alma dotada, a imagen suya, de me-
moria, entendimiento y voluntad, y un cuerpo con sus
sentidos, no contento con esto, creó, en beneficio suyo,
el cielo y la tierra y tanta abundancia de cosas, y todo
ello por amor al hombre, para que todas aquellas crea-
turas estuvieran al servicio del hombre, y así el hom-
bre lo amara a él en atención a tantos beneficios.

Y no sólo quiso darnos aquellas creaturas, con toda
su hermosura, sino que además, con el objeto de con-
quistarse nuestro amor, llegó al extremo de darse a sí
mismo por entero a nosotros. El Padre eterno llegó a
darnos a su Hijo único. Viendo que todos nosotros está-
bamos muertos por el pecado y privados de su gracia,
¿qué es lo que hizo? Llevado por su amor inmenso, me-
jor aún, excesivo, como dice el Apóstol, nos envió a su
Hijo amado para satisfacer por nuestros pecados y para
restituirnos a la vida, que habíamos perdido por el
pecado.

Dándonos al Hijo, al que no perdonó, para perdonar-
nos a nosotros, nos dio con él todo bien: la gracia, la
caridad y el paraíso, ya que todas estas cosas son cier-
tamente menos que el Hijo: El que no perdonó a su
propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará con él todo lo demás?

Responsorio

R. El Señor satisface los deseos de sus fieles, escucha
sus gritos, y los salva. * El Señor guarda a los que
lo aman.

V. Quien ha nacido de Dios no comete pecado, porque
su germen permanece en él.

R. El Señor guarda a los que lo aman.

ORACIÓN.

Oremos:
Dios nuestro, propones constantemente a tu Igle-
sia nuevos modelos de vida cristiana, apropiados a todas
las circunstancias en que puedan vivir tus hijos, concé-
denos imitar el celo apostólico que desplegó el santo
obispo Alfonso María de Ligorio por la salvación de sus
hermanos, para que, como él, lleguemos también a re-
cibir el premio reservado a tus servidores fieles. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. Bendigamos al Señor.
R, Demos gracias a Dios.

Donativos

Esta página fue digitalizada por
El Equipo de oficiodivino.com
oficiodivino@hotmail.com

En Twitter: @oficiodivinomx

En YouTube: oficiodivino

Si deseas ayudarnos:
[Tu ayuda]

2023

[Laudes] [Angelus] [Nona] [Vísperas] [Completas] [El Santo Rosario]
[Inicio]