[Oficio de lectura] [Angelus] [NOna] [Vísperas] [Completas] [El Santo Rosario]
[Inicio]

Laudes
Jueves
SAN ANTONIO DE PADUA,
presbítero y doctor de la Iglesia.
Memoria

Nació en Lisboa (Portugal) a finales del siglo XII, Primero
formó parte de los canónigos regulares de san Agustín, y poco
después de su ordenación sacerdotal ingresó en la Orden de
los frailes Menores, con la intención de dedicarse a propagar
la fe cristiana en África. Sin embargo, fue en Francia y en
Italia donde ejerció con gran provecho sus dotes de predica-
dor, convirtiendo a muchos herejes. Fue el primero que en-
señó teología en su Orden. Escribió varios sermones llenos
de doctrina y de unción. Murió en Padua el año 1231.

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVITATORIO

V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.
[Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23]

HIMNO

Señor, tú me llamaste
para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la Buena Nueva,
para sanar las almas.

Instrumento de paz y de justicia,
pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente,
mano que bedice y que ama.

Señor, tú me llamaste
para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas,
que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen
y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos,
haz lo que quieras conmigo.

Señor, tú me llamaste
para salvar al mundo ya cansado,
para amar a los hombres
que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras
y aliviar la miseria y el pecado;
hacer temblar las piedras
y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

- Salmo 79 -

Pastor de Israel, escucha,
tu que guías a José como a un rebaño;
tu que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuando estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?

Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó rices
hasta llenar el país;

su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por que has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tu fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

Ant. 2 Anunciad a toda la tierra que el Señor
hizo proezas.

Cántico
Is. 12,1-6

Te doy, gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.

Él es mí Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
"¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!"

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Anunciad a toda la tierra que el Señor
hizo proezas.

Ant. 3 Aclamad a Dios, nuestra fuerza. +

- Salmo 80 -

Aclamad a Dios, nuestra fuerza:
+ dad vítores al Dios de Jacob:

acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad las trompetas por la luna nueva,
por la luna llena que es nuestra fiesta;

Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.

Oigo un lenguaje desconocido:
"Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!

No tendrás un Dios extraño,
no adoraras un dios extranjero:
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto:
abre tu boca y yo la saciaré.

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!
En un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios,

los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre."

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

LECTURA BREVE

Rm 14, 17-19

El reino de Dios no es comida ni bebida, sino jus-
ticia y paz y gozo en el Espíritu Santo, pues el que en
esto sirve a Cristo es grato a Dios y acepto a los hom-
bres. Por tanto, trabajemos por la paz y por nuestra
mutua edificación.

SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san Antonio de Padua, presbítero.

El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas
leguas. Estas diversas lenguas son los diversos testimo-
nios que da de Cristo, como por ejemplo la humildad, la
pobreza, la paciencia y la obediencia, que son las palabras
con que hablamos cuando los demás pueden verlas refle-
jadas en nuestra conducta. La palabra tiene fuerzas cuan-
do va aconpañada de las obras. Cesen, por favor, las
palabras y sean las obras quienes hablen. Estamos reple-
tos de palabras, pero vacíos de obras, y por eso el Señor
nos maldice como maldijo aquella higuera en la que no
halló fruto, sino hojas tan sólo. "La norma del predicador
--dice san Gregorio-- es poner por obra lo que predica."
En vano se esfuerza en propagar la doctrina cristiana el
que la contradice con sus obras.

Pero los apóstoles hablaban según les hacía expresarse
el Espíritu Santo. ¡Dichoso el que habla según le hace
expresarse el Espíritu Santo y no según su propio sentir!
Porque hay algunos que hablan movidos por su propio
espíritu, roban las palabras de los demás y las proponen
como suyas, atrubuyéndolas a sí mismos. De estos tales y
de otros semejantes dice el Señor por boca de Jeremías:
Aquí estoy yo contra los profetas que se roban mis pa-
labras uno a otro. Aquí estoy yo contra los profetas
--oráculo de Señor-- que manejan la lengua para echar
oráculos. Aquí estoy yo contra los profetas de sueños
falsos --oráculo del Señor--, que lo cuentan para ex-
traviar a mi pueblo, ocn sus embustes y jactancias. Yo
no los mandé ni los envié, por eso son inútiles a mi pue-
blo --oráculo del Señor--.

Hablemos, pues, según nos haga expresarnos el Espí-
ritu Santo, pidiéndole con humildad y devoción que in-
funda en nosotros su gracia, para que completemos el
significado quincuagenario del día de Pentecostés, me-
diante el perfeccionamiento de nuestros cinco sentidos y
la observancia de los diez mandamientos, y para que nos
llenemos de la ráfaga de vientos de la contrición, de ma-
nera que, encendidos e iluminados por los sagrados es-
plendores, podamos llegar a la contemplación el Dios
uno y trino.

RESPONSORIO BREVE

V. Velando medito en tí, Señor.
R. Velando medito en tí, Señor.

V. Porque fuiste mi auxilio.
R. Medito en tí, Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Velando medito en tí, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y
perdónanos nuestros pecados.

Cántico de Zacarías
Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Anuncia, Señor, la salvación a tu pueblo y
perdónanos nuestros pecados.

PRECES.

Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que mira siem-
pre con amor a sus hijos y nunca desatiende sus sú-
plicas y digámosle con humildad:

Ilumínanos, Señor.

Te damos gracias, Señor, porque nos has iluminado
con la luz de Jesucristo;
que esta claridad ilumine hoy todos nuestros
actos.

Que tu sabiduría nos dirija en nuestra jornada;
así andaremos por sendas de vida nueva.

Ayúdanos a superar con fortaleza las adversidades
y haz que te sirvamos con generosidad de espíritu.

Dirige y santifica los pensamientos, palabras y obras
de nuestro día
y danos un espíritu dócil a tus inspiraciones.

Se pueden añadir algunas [Intenciones] libres
peticiones

Dirijamos ahora, todos juntos, nuestra oración al
Padre y digámosle:

Padre nuestro .............

ORACIÓN.

Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo un
predicador insigne del Evangelio en san Antonio de Pa-
dua, y un intercesor eficaz que lo asistiera en sus difi-
cultades, concédenos, por su intercesion, que seamos fie-
les las enseñanzas del Evangelio y que contemos con tu
ayuda en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesu-
cristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

Donativos

Esta página fue digitalizada por
El Equipo de oficiodivino.com
oficiodivino@hotmail.com

En Twitter: @oficiodivinomx

En YouTube: oficiodivino

Si deseas ayudarnos:
[Tu ayuda]

2024

[Oficio de lectura] [Angelus] [NOna] [Vísperas] [Completas] [El Santo Rosario]
[Inicio]